Ciertamente, el mundo moderno se ha construido sobre los cimientos de los datos. Prácticamente cualquier aspecto de nuestras vidas se ve influido por la capacidad de las organizaciones para organizar, interrogar y analizar los datos. Nuestros coches son hoy más eficientes gracias a ellos, nuestras medicinas más eficaces, ha mejorado la seguridad en las carreteras y los crímenes se resuelven más rápido.
La infraestructura tecnológica del mundo desarrollado se ha adaptado ampliamente para ayudar a generar datos, de tal modo que los servicios pueden mejorarse incluso durante su uso. Por ejemplo, ahora tenemos contadores inteligentes en el hogar. No solo nos dicen cuánta electricidad estamos utilizando, sino que también envían los datos en tiempo real a las compañías suministradoras, informando de los picos y altibajos en el consumo para ajustar el suministro a nuestras demandas. Los contadores inteligentes son solo otro ejemplo; en no mucho tiempo, prácticamente todos los dispositivos imaginables tendrán capacidad para recolectar y transmitir datos, y clasificar tendencias y patrones reunidas tanto por los ingenieros como por los profesionales de marketing. Se espera que esta “Internet de las cosas” alcance los 24.000 millones de dispositivos conectados en 2020 , cada uno de ellos creando datos que deberán ser analizados. Sigue leyendo